De nada sirven años de estudio y experiencia, el tiempo que dediquemos a ajustar el presupuesto o desarrollar nuestra creatividad y talento para intentar hacer algo diferente y profesional, que cumpla las expectativas del cliente y nuestra satisfacción como profesionales. No falla: a la mínima de cambio, aparece la figura del cuñado-primo-sobrino-amigo que sabe hacer eso mismo y mucho más barato.
La verdad es que al principio duele, sobre todo porque tu trabajo tiene un precio y has estado pensando cómo ajustar el presupuesto al máximo y dedicándole tiempo a ese cliente. Sin embargo, cuando ves los resultados del trabajo del cuñado-primo-sobrino-amigo con ese cliente, sientes cierta satisfacción interior. Porque lamentamos hacer spoiler: esto es como cualquier otra profesión seria. No esperes obtener los mismos resultados si te vas a construir una casa y en vez de contratar a una constructora con sus arquitectos, albañiles, etc. llamas a tu primo “que sabe mezclar cemento y en su garaje tiene una hormigonera”. Luego pasa lo que pasa.
¿A que si tienes una enfermedad o alguna dolencia buscas entre los especialistas al médico que más controle de ese tema para que te trate? ¿Te imaginas regateándole al médico después de la consulta? ¿o diciéndole que tu cuñado te puede decir lo mismo sin cobrarte? Suena ridículo, ¿no? Pues la idea está clara. Si quieres resultados profesionales, tendrás que contratar a profesionales de ese ámbito.
La comunicación de una marca o empresa no es una excepción. Muchas personas piensan que con abrirse un perfil en alguna red social y subir de vez en cuando contenido ya está todo hecho. ¿Cómo voy a pagar por eso si mi (póngase cuñado-primo-sobrino-amigo-quien sea) me lo hace gratis o mucho más barato?
¿A que si tienes una enfermedad o alguna dolencia buscas entre los especialistas al médico que más controle de ese tema para que te trate? ¿Te imaginas regateándole al médico después de la consulta? ¿o diciéndole que tu cuñado te puede decir lo mismo sin cobrarte? Suena ridículo, ¿no?
Lo primero que te planteamos es una cosa: las redes sociales solo son un canal, un escaparate de toda la estrategia de comunicación y de trabajo que hay detrás. ¿Tienes clara tu estrategia? ¿el público al que te diriges? ¿los objetivos a corto, medio y largo plazo? ¿Ofreces contenido de calidad? ¿Has analizado a tu competencia? ¿Crees que tu producto/servicio está bien posicionado? ¿cuál es tu plan B, plan C o plan D si no sale bien la cosa? ¿cómo gestionar la relación con los clientes? ¿y una situación de crisis?
A menos que tu cuñado-primo-sobrino-amigo tenga una agencia de comunicación (y en ese caso, por consideración, te aconsejamos que le pidas un presupuesto con lo que necesites), no es un profesional de la comunicación y el marketing digital, y probablemente te haga un trabajo chapucero, que por lo que le pagas, es lo que corresponde.
Hasta los influencers que tienen miles de seguidores en redes sociales tienen una estrategia detrás. Dedican muchas horas y mucho trabajo a generar contenido específico según su target, y aunque todo eso no se vea, lleva horas de trabajo, de ensayo-error y de frustración, porque a veces, las cosas no salen como pensábamos a la primera. La próxima vez acuérdate: no todo es tan simple y sencillo como parece en internet (y eso es parte de su atractivo). Las redes sociales son una herramienta al alcance de mucha gente, pero no todo el mundo las maneja de forma correcta o con un objetivo claro. Si quieres que la comunicación de tu marca sea profesional, deberás contratar a profesionales. Deja a tu cuñado-primo-sobrino-amigo para las cañas o el café. Tu empresa, la imagen de tu marca –y tu bolsillo– lo agradecerán.